domingo, 20 de mayo de 2007

El cuerpo humano

Si pudiera decirse que las lenguas tienen cuerpo y mayor o menor expresividad corporal, podríamos decir que el español tiene, a pesar de la edad, un cuerpo muy flexible y mucha capacidad expresiva, porque utiliza los nombres de las diferentes partes de la anatomía humana para expresar conceptos que no se relacionan con ella directamente, sino de modo figurado y, frecuentemente, jocoso. Veamos unas cuantas de estas expresiones en esta entrega:

  1. Cara de pocos amigos
    Es la que se le pone a alguien cuando está muy serio o muy enfadado o muy preocupado: “¡Qué te pasa, hombre! ¡Vaya cara de pocos amigos que traes esta mañana!”; “No sé qué le ocurrirá: la vi salir del despacho del jefe con cara de pocos amigos”.
  2. Sacar la cara por alguien
    Significa defender a alguien de falsas acusaciones o de reproches que creemos injustos: “Sé más cuidadoso con tus palabras, que siempre tengo que estar sacando la cara por ti”. No es exactamente lo mismo que dar la cara por alguien, que significa tener que asumir ante la gente los errores o las acciones impopulares de otros: “Ellos dictan las normas, y luego soy yo quien tiene que dar la cara”.
  3. Con pelos y señales
    Contar algo con todos los detalles, sin omitir nada. Frecuentemente se emplea para calificar el relato de personas con propensión al cotorreo, a las habladurías, a los chismes: “Me lo contó todo, de cabo a rabo y con pelos y señales”.
  4. ¡Narices!
    Es una forma muy enfática y un poco vulgar de negar: “Sí, eso creo... ¡Narices!”, que significa: “No, de ninguna manera. ¡Estaría bueno!”.
  5. Estar hasta las narices
    Estar hasta las mismísimas narices de algo equivale a “estar cansado, estar harto, no poder más”. Significa también que ese algo te toca las narices, o sea, te cansa, te molesta: “¡Vale ya! No me toquéis más las narices con eso” o “Estoy hasta las narices de ese tema”. Esta parte del cuerpo, las narices, se puede sustituir por otras, nombrables, como “la coronilla”, o innombrables, como otras que no nombraré, porque es de muy mala educación.
  6. Darse un punto en la boca
    Callarse, que es lo que acabo de hacer en el ejemplo anterior: “Mejor no hablar. ¡Punto en boca!”, “Yo escuché atentamente, pero me di un punto en la boca; al fin y al cabo, no es asunto mío”.
  7. Tener la lengua de trapo
    Hablar con poca claridad, bien por un defecto físico, por nerviosismo o por haber ingerido sustancias que se suben a la cabeza. También se dice de los niños, cuando están empezando a hablar y pronuncian mal. Es lo contrario de tener un pico de oro, como esas personas que son capaces de convencerte de lo que haga falta.
  8. Con uñas y dientes
    Defenderse o defender a alguien, aun cuando se sabe que está todo perdido. No rendirse: “Que sepan que defenderemos lo que es nuestro con uñas y dientes”.
  9. Hablar por los codos
    Se dice de los charlatanes, de las personas que hablan mucho. “Es simpatiquísimo y habla por los codos: con él no me aburro nunca”.
  10. Meter la pata
    Significa equivocarse, decir algo inapropiado o inconveniente, o desvelar un secreto involuntariamente. Y un metepatas es ese tipo de persona especializada en acabar siempre diciendo precisamente lo que no hay que decir. Hay quien le da aún más énfasis a esta expresión, y dice, por ejemplo: “No sé cómo se las arregla, pero siempre acaba metiendo la gamba”.
  11. Ser un culo de mal asiento
    Se dice de las personas inquietas, nerviosas, incapaces de estar mucho tiempo en el mismo sitio o haciendo la misma cosa: “Es su tercer trabajo en lo que va de año: está claro que es un culo de mal asiento”.