martes, 22 de mayo de 2007

Donde dije "digo"

Todas las lenguas, y también el español, tienen refranes y frases hechas que permiten referirse a las palabras dichas (o no dichas) por uno mismo o por otros, sin reproducirlas literalmente. Hacerlo así permite expresar, por encima de las palabras dichas o del silencio, el valor les que damos o las intenciones que les suponemos, valorando el acto y el modo de decir o no decir por encima de lo dicho (o callado).

  1. En boca cerrada no entran moscas
    Quien no habla, no se compromete, y corre menos peligros. Saber callar es un síntoma de astucia e inteligencia, pues, ya se sabe: “Por la boca muere el pez”.
  2. No decir esta boca es mía, o No decir ni pío (o ni mu)
    No decir nada mientras los demás hablan; también empleamos esta expresión cuando consideramos que alguien permanece culpable o interesadamente callado en una situación en la que, a nuestro juicio, debería implicarse y hablar.
  3. Morderse la lengua
    A veces, por el contrario, valoramos positivamente la capacidad de controlarse y no decir todo aquello que pudiera decirse. La vida, cruelmente en muchos casos, nos enseña que a veces es mejor morderse la lengua y callar, para no lamentarlo después.
  4. Salir por los cerros de Úbeda
    Con esta expresión valoramos que lo que ha dicho alguien no viene a cuento, nada tiene que ver con el tema de conversación. En lugar de ir por el camino, ir por los cerros repletos de olivos de la ciudad de Úbeda (Jaén, Andalucía, España).
  5. Donde dije “digo”, digo “Diego”
    Lo decimos cuando una persona se desdice de sus palabras, o incluso no admite haberlas pronunciado nunca tal y como los demás las recuerdan. Es una frase que subraya la incoherencia de la persona y su falta de compromiso con sus propias palabras.
  6. Decir con la boca pequeña
    Cuando una persona admite algo “a regañadientes”. Cuando adivinamos que una persona no se compromete del todo con sus palabras, o que no dice las cosas exactamente como las piensa.
  7. Poner verde, poner de vuelta y media, poner a parir, poner a caldo, poner como un trapo, poner a caer de un burro
    De todas estas formas las malas lenguas acaban poniendo a aquellas personas en las que hacen presa. Hablar muy mal de alguien, independientemente de que tenga o no razón.
  8. Cantar las cuarenta
    Es una expresión de un juego de naipes muy popular: el tute. Es la jugada de más valor, de modo que el equipo que las canta es normalmente el vencedor; el otro equipo se suele declarar vencido y tira las cartas. Le cantamos las cuarenta a alguien cuando le decimos crudamente lo que pensamos y ponemos fin de esta forma a algún asunto o relación.
  9. Sacar los trapos sucios
    Publicar a los cuatro vientos los secretos vergonzantes, lo que no se debe saber ni menos decir públicamente.
  10. Sacarle los colores a alguien
    Avergonzarlo mediante nuestras palabras, haciéndole notar sus faltas.
  11. No tener pelos en la lengua
    Decirlo todo, por duro que sea; no morderse la lengua jamás.
  12. Leer la cartilla
    Recordarle a alguien cuáles son sus obligaciones, reprobarle no haberlas cumplido.
  13. Comer el coco
    Seducir mediante palabras, hasta hacer pensar a otro como uno quiere.
  14. Hablar en plata
    Decir las cosas tal y como son, sin temor a los tabúes o palabras malsonantes.
  15. Las cosas claras y el chocolate espeso
    Para no llamarnos a engaño después, es mejor aclarar punto por punto las cosas, y evitar los sobreentendidos. Porque el buen chocolate tiene que ser espeso, como las cosas tienen que quedar claras. Porque al pan, pan, y al vino, vino: hay que llamar a las cosas por su nombre.

No hay comentarios: